Supongo que en las líneas siguientes debo referirme al tema que refiere el título del presente texto, o no.

Estimado lector o lectora, o según se identifique, cuando a usted le preguntan su nacionalidad responde sin contemplación con el nombre del pedazo de tierra delimitado donde nació. Sin titubeos plasma en sus palabras el nombre de su nación. Los unos inflan el pecho, las otras a media voz responden y otros enumeran lo atractivo de su país. Respuestas para todos los gustos, sin embargo, no dejan de pertenecer a un pedazo de tierra.

¿Qué es lo especial en todo esto?, ¿a cuántos de ustedes les corresponde una de las maravillas del mundo?, ¿cuántos no se deleitaron hoy con las maravillas gastronómicas del Perú? ¿Qué beneficios tenemos por ser peruanos, peruanas, etcétera? Muchas preguntas, muchas respuestas y ninguna coincidencia: lo personal es impersonal.

Lo peruano ha sido analizado minuciosamente desde muchas mentes brillantes que han pasado por el país. No hay respuestas, ilusiones apenas. Pesimismo en su mayoría. Ser peruano es etéreo, el día a día nos obliga a otras cosas: subsistir, en muchos casos. En mi caso, soy peruano cuando juega Perú, cualquiera sea el deporte, siempre y cuando me atrape.

Quizá, las contradicciones vayan desde mencionar las cosas públicas que el estado brinda, hasta la propia estabilidad económica si nos comparan con otros países de la región. Hay que contestar desde lo común, que justamente dice defender el ideario patriótico. Desde lo común la igualdad de oportunidades se muestra ausente o incompleta: dejar de ver la patria desde la perspectiva individual sería un paso adelante. Asimismo, la patria enarbola valores que hay que hacer valer como la lealtad, el respeto, la democracia, etcétera. Basta conocer nuestra historia republicana para ver cuán patriotas hemos sido.

El fondo del presente texto no plantea dar una solución concreta a un problema de más de doscientos años: para eso uno estudia Ciencia Política, creo. La idea central del texto es reafirmar que soy peruano cuando juega Perú, Un país que no se termina de construir necesita romper con sus cimientos: el compadrazgo y el clientelismo a todo nivel.