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Las preguntas de Kiéslowski

Escrito por: Marcia León Eulogio

Publicado: 2022-01-29

Brindar una opinión sobre algún tema suele ser un método sencillo para descubrir quién se encuentra frente a nosotros. ¿Y qué opinas de las feministas?, ¿de los antivacunas?, ¿de la gestión presidencial? son preguntas que recorren desde las mesas familiares hasta los salones de clase. Siempre que se acaban los temas, ahí la coyuntura ofrece un cómodo escape. Finalmente, ¿existe alguien que no esté al menos un poco enterado de lo que sucede a su alrededor? Y aún cuando no existiera el imperativo individual de informarse, brindar opiniones no distingue entre buenos o malos conocedores. 

Lo cierto es que nuestra vida está transversalizada y supeditada a sucesos que escapan de nuestro campo de acción. Ocurrió, por ejemplo, que luego de la Segunda Guerra Mundial los Aliados decidieron dejar a Polonia- uno de los países que había participado crucialmente en la derrota del Eje- a la merced del bloque soviético. Se instaló un régimen comunista bajo el mando de Stalin, implantando la dictadura de un partido totalmente ajeno a las necesidades y trayectoria histórica del pueblo polaco. Las voces disidentes no se hicieron esperar y llegaron desde distintos frentes; uno de ellos fue el cine documental. El joven Krzysztof Kieślowski utilizó este recurso para retratar lo que a su parecer era uno de los mayores males del régimen comunista: la burocracia. Sin embargo, su preocupación no se limitó a la denuncia social, su intención final fue mucho más grande, consistía en capturar a través del lente de la cámara la esencia del ser humano.

Krzysztof Kieślowski

Como es de esperarse, la controversia que desató sus documentales le valieron persecuciones tanto a él como a las personas que participaron en ellos. Su trayectoria por el cine documental terminó en 1980, con dos documentales cortos: La estación y Cabezas parlantes. La primera es un video de 12 minutos que intercala planos entre una gran televisión en la estación de trenes que da las noticias del día y el desarrollo cotidiano de los pasajeros. Estos últimos muy ocupados para escuchar lo que dice el televisor. En Cabezas parlantes el foco de atención son personas de distintas edades a las que se les hace las mismas preguntas: ¿En qué año naciste?, ¿quién eres tú? y ¿qué es lo más importante para ti/qué deseas? La aparente simpleza de las preguntas ayuda a revelar aspectos más profundos de cada individuo. Por ejemplo, uno de ellos es un hombre que se califica a sí mismo como humanista y dice que su mayor anhelo es introducir no solo en la teoría, sino también en la práctica los conceptos de democracia y tolerancia.

Fragmento de cabezas parlantes

El paso del cine documental al cine ficcional se va haciendo más claro a través de estos dos últimos productos. En La estación las noticias transmitidas en el televisor son ignoradas por la mayor parte de personas que transitan por el lugar. Brindan un soporte contextual al verdadero foco de atención: los individuos en su cotidianidad. Por otro lado, en Cabezas Parlantes el interés del espectador es transportado únicamente hacia lo que dicen individuos y sus anhelos a distintas edades. A partir de entonces, Kieślowski producirá películas marcadas por su deseo de comprender al ser humano, ya no a través de historias reales, sino ficticias. El decálogo, La doble vida de Verónica y La trilogía de colores (Blanco, Rojo y Azul) serán los exponentes más importantes de esta etapa.

Estas tres obras cinematográficas ayudaron a darle renombre a Kieślowski a escala mundial. Los componentes principales en sus películas fueron el azar, la contraposición entre la moral cristiana y la ética de la vida cotidiana, y las infinitas posibilidades que existen en la vida de un ser humano. El decálogo está conformado por diez historias que tienen lugar en un mismo condominio en Polonia, pero que individualmente representan los diez mandamientos de la Iglesia en la vida cotidiana. ¿Qué tienen en común un padre ateo, un asesino y una mujer embarazada de un hombre que no es su esposo? Todos se enfrentan a dilemas éticos que contraponen sus creencias sobre lo bueno y malo con la complejidad de la vida real.

La doble vida de Verónica es una película visualmente atractiva que trata sobre segundas oportunidades y, al igual que en El Decálogo, sugiere que existe una especie de Dios/Demiurgo que tal y como un titiritero, tiene la capacidad de asir los hilos de la existencia del individuo. Sin embargo, también se plantea la capacidad personal de elegir la dirección de la vida y aprender de los errores pasados. A mí parecer, en esta película se aprecian elementos que hasta ahora nos dejan preguntas abiertas: ¿Es realmente el ser humano dueño de su destino, capaz de sobreponerse al contexto en el cual se encuentra?, ¿o es solo una marioneta guiada por hilos invisibles? Kieślowski busca una tercera opción: La vida de cada uno es una mezcla de opciones y azar, que se va a ir tejiendo de acuerdo a los tiempos que solo el individuo conoce dentro de los más profundo de su consciencia.

La trilogía de los colores está compuesta por las películas Bleu (Azul), Blanc (Blanco) y Rouge (Rojo). La referencia a los colores de la bandera francesa no es gratuita, de hecho cada película aborda uno de los ideales de la Revolución Francesa: libertad, igualdad y fraternidad. La pregunta que aborda la trilogía es si en verdad luego de 200 años se han implantado estos valores, o si por el contrario se ha fracasado rotundamente en el proyecto europeo. De la misma forma, se hace una crítica a los proyectos políticos de corte capitalista y comunista, sin dejar de lado a la Iglesia. ¿Han podido todos ellos, aún con evidentes limitaciones, ofrecer un modelo societal que satisfaga las necesidades emocionales y materiales del ser humano? El director polaco considera que no, pero le confiere esperanza al espectador en Rouge: Quizás sea la fraternidad lo único que nos pueda salvar.

Rouge (1994)

Por mi lado, prefiero responder las preguntas de sobremesa con otras preguntas que me ayuden a indagar sobre las reales motivaciones personales. El comodín coyuntural es totalmente válido y considero que todos deberíamos intentar formarnos alguna opinión sobre los aspectos más críticos de la realidad en la que vivimos; sin embargo, la percepción que tenemos de ella está reposando en algún rincón profundo dentro de nosotros. Creo que lo verdaderamente interesante de las películas de Kiéslowski es que tienen la capacidad de indagar en ese rincón profundo y ayudarnos a hacer las preguntas que en la cotidianidad normalmente se nos escapan.


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